Largo es el camino. Larga es la espera. El laboratorio,
sumido en la oscuridad del sótano, aguarda mi llegada. Pero el tiempo corre en
mi contra. Continuos son mis viajes y no en vano su finalidad: buscar ese
ingrediente para mejorar mi poción.
Entre viaje y viaje, alguna película cae en mis manos, pero
no del todo nuevas y no por falta de elección. El parque de estrenos da un poco
de escalofríos, por lo que tirar de “archivo” suele resultar un ejercicio casi
siempre satisfactorio.
La obsesión por encontrar la fórmula mágica me ha llevado a
encuentros no siempre de tercera fase. El resultado es un laboratorio empapado
en polvo y telarañas. Un escenario que poco puede importar a un ser como yo. Telarañas
temporales, polvo provisional, entiéndase esto último, con la mejor de las
intenciones.
Sobre las repisas descansan los resultados de algunas de mis
investigaciones. Invito al visitante a comprobar cada frasco por su cuenta y
riesgo.
Hasta mi regreso, siéntase como en su casa.
Hyde
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